El manejo de las grasas y aceites residuales es un reto importante, debido a los problemas relacionados con su eliminación y a su posible contribución a la contaminación del agua y el suelo.
El aceite de cocina usado (AVU) provoca graves problemas ambientales, por ejemplo, un litro de aceite vertido en un curso de agua puede contaminar hasta 1,000 litros.